08 julio 2010

El principio del Fin: La Batalla de Rocroi


Llevo unas semanas inmerso en los libros del espadachín español por antonomasia, no puede ser otro que “El Capitán Alatriste”, el cual, bajo la prodigiosa pluma de Arturo Pérez-Reverte, nos muestra la realidad de una España Imperial que da sus últimos suspiros antes de la debacle total.

Y de entre todas las batallas en las que se vio inmerso el Tercio Español, destaca una, y no precisamente por su trascendencia bélica, sino por marcar una línea entre el antes y el después del Imperio Español.

La Batalla de Rocroi se libró en los últimos años de la “Guerra de los 30 años”, el 19 de mayo de 1643. Esta fecha determinó el fin del poderío español en el mapa europeo, resurgiendo y cobrando gran importancia la Francia de Luis XIV.

España pretendía el dominio del Franco Condado y a través de éste, conseguir el de toda la región, el problema era que dicho territorio estaba rodeado por posesiones francesas (Tréveris, Alsacia y Lorena) quedando en  juego el dominio del Canal de La Mancha y las zonas Gravelinas, Hulst y Dunkerque.

En base a ello Francisco de Melo, gobernador de los Países Bajos, sitió la ciudad de Rocroi al norte de Francia, enfrentándose con el duque de Enghien, quien derrotó trágicamente a la armada española.

Desarrollo de la Batalla:

El ejército francés contaba con 16.000 hombres, 5.000 jinetes y 12 piezas de artillería y el bando español, lo formaban 22.000 hombres y 24 cañones, más las fuerzas de Beck que controlaban la frontera y que nunca llegaron para reforzar a los combatientes en el campo de batalla. La batalla se inició al amanecer del día 19 de mayo y duró, aproximadamente, 6 horas, en la que ambos ejércitos se enfrentaron en una lucha feroz.

La táctica francesa fue situar dos líneas de infantería en el centro y una en cada flanco, reforzadas por la caballería y la artillería en el encabezamiento de la formación.

El alto mando español situó la caballería a los lados de la formación y la artillería delante de éstos. Asimismo, la retaguardia estuvo defendida por soldados italianos y alemanes.

Los españoles no tardaron en capturar los cañones franceses, pero la caballería francesa supo adelantarse a los movimientos españoles, aprovechando la situación en su favor.

Desenlace:

Está demostrado que, temiendo que Beck viniera con sus 4.000 hombres en ayuda de los españoles, Enghien se vio forzado a negociar una rendición honrosa de los dos últimos tercios españoles (Villalba y Garcíes) a cambio de respetar la vida de los supervivientes y permitirles retornar a España; a lo que se añadió el salir con las banderas desplegadas, no ser hechos prisioneros y conservar sus espadas. Los franceses aceptaron todas las condiciones propias de fortaleza asediada.

Ante esto el Tercio de Garciez aceptó la capitulación, pero el de Alburquerque no y este tercio continuó su resistencia durante algún tiempo hasta que aceptó la propuesta de rendición de los franceses

Melo escapó con buena parte de su caballería, pero más de 5.000 habían quedado sobre el campo, la mitad de ellos españoles; varios miles estaban prisioneros, y otros miles desbandados, aunque la ausencia de persecución permitió a muchos regresar. Se habían perdido además los 24 cañones y todo el bagaje, incluyendo la tesorería del ejército.

La pérdida de Rocroi por parte de los españoles no fue decisiva por la lucha en sí misma, sino por lo que simbolizó en relación con la fuerza hegemónica que hasta entonces había dominado. El Imperio de los Austrias asistió a su desmoronamiento, abriendo paso a la Francia absolutista de los luises.

Fuentes: Historia de España, Historia 2000, Wikipedia.

Manuel Navarro González de la Higuera.

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