25 junio 2010

Leyendas de la Sevilla vieja: La Bella Susona

Hace unos días paseaba por el barrio de Santa Cruz con una muchacha muy mona, cuando nos llamó la atención un azulejo que había colocado en la Calle Susona, es el siguiente:



Cual ha sido mi sorpresa, que al investigar un poco me he topado con una historia apasionante, relacionada con ese azulejo, esa calle y esta ciudad tan maravillosa.

Pues bien, debemos remontarnos el 1391, año maldito en el que se persiguió hasta la muerte a casi cuatro mil personas por cristianos convencidos por Ferrant Martínez.

Diego Susón era uno de los conspiradores, y padre de una hermosa muchacha a la que apodaban "la hermosa hembra". La señorita en cuestión, a espaldas de su padre, era amante de un ilustre caballero cristiano con el que se veía a diario. Una de las noches en las que ella esperaba que su padre se fuera a dormir para salir a escondidas a citarse con el caballero, escuchó en la reunión de los conspiradores que de entre todas las fechorías se incluía la muerte de su amante.

Terminada la reunión y acostado Diego Susón, su hija acudió a la cita y reveló a su amante el contenido de la conversación. Inmediatamente el caballero informó al Asistente de la ciudad Diego de Merlo, que con sus mejores alguaciles y de más confianza, recorrió las calles visitando los domicilios y haciendo presos a los participantes del intento de sublevación. Estos fueron ajusticiados en la horca unos días después.

El mismo día de la muerte de Diego Susón, su hija, convencida de que traicionó a su padre por favorecer a su amante, acudió a la Catedral pidiendo confesión y le dieron la absolución, aconsejándole como penitencia retirarse a un convento. Y así lo hizo hasta sentirse libre de pecado para después volver a su casa llevando una vida cristiana y ejemplar hasta su muerte.

Al morir la mujer, ya anciana, los albaceas de su testamento toparon con una cláusula un tanto peculiar que decía:

"Y para que sirva de ejemplo a las jóvenes y en testimonio de mi desdicha, mando que cuando haya muerto separen mi cabeza de mi cuerpo, y la pongan sujeta en un clavo sobre la puerta de mi casa, y quede allí para siempre jamás".

Y aunque pueda parecer una locura… su último deseo se cumplió, y su cabeza estuvo expuesta desde finales del siglo XV hasta entrado el año 1600. Y la calle recibió el nombre de Muerte hasta el siglo XIX que se cambió por el de Susona que se conserva hasta nuestros días…




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Manuel Navarro González de la Higuera.

23 junio 2010

“Quien se fue a Sevilla perdió su silla”


¿Quién no ha usado este dicho popular cuando ha usurpado el asiento de alguien que se ausentó sólo por un momento? Pues bien tiene su origen, como no podía ser de de otra manera, en esta maravillosa ciudad allá por el siglo XV durante el reinado de Enrique IV de Trastámara (1425-1474).

Pues bien, resulta que Alonso de Fonseca (arzobispo de Sevilla), tenía un sobrino del mismo nombre que fue a su vez arzobispo de Santiago de Compostela, durante el arzobispado en tierras gallegas, el citado sobrino acabó viéndose involucrado en cuestiones un tanto comprometidas y envuelto en una serie de problemas de los que solo su tío le podía sacar, y para buscarle una posible solución al entuerto, acordaron intercambiar temporalmente las diócesis.

Y cuál sería la sorpresa del arzobispo sevillano cuando, al volver a su diócesis tras resolver los problemas en Compostela, se encuentra con que el ambicioso sobrino se niega rotundamente a devolverle su silla arzobispal. La  situación que se produjo  hizo necesaria la intervención del rey ya que ni el mismísimo Papa pudo hacerle entrar en razón.

La respuesta del vulgo no se hizo esperar. Toda esta situación produjo un gran revuelo y a raíz de lo acontecido, acabaría imponiéndose en las plazas y los mercados una frase lapidaria que llegaría hasta nuestros días: “quien se fue de Sevilla perdió su silla”, así es como aparece en los dichos más antiguos. Pero el paso de los siglos y los cambios del castellano han hecho que nosotros digamos “a Sevilla” en vez de  “de Sevilla”, no obstante el contexto y el significado sigue siendo el mismo.

Manuel Navarro González de la Higuera.

18 junio 2010

Los Números Mágicos.

Ahora que estamos en plena época de exámenes finales, os voy a proponer un juego… hace unos días vi en televisión como hallaban una constante matemática muy curiosa y fácil de hacer. La operación es la siguiente:

Vamos a hallar la conocida como “constante de Kaprekar”, recibe este nombre en honor a su descubridor el matemático indio D. R. Kaprekar consiste. Simplemente consiste en reordenar los dígitos de un número de 4 cifras de modo que se obtenga el mayor y el menor número posible, restando entonces el menor del mayor.

Esta operación se puede aplicar a números de cualquier tamaño, y se puede repetir una y otra vez. Resulta interesante lo que sucede, os pongo un ejemplo con un número al azar 8543:

8543-3458=5085
8550-558=7992
9972-2799=7173
7731-1377=6354
6543-3456=3087
8730-378=8352
8532-2358=6174
7641-1467=6174

Si intentáis continuar siempre os quedaréis en el número 6174. Esto ocurre con cualquier número de 4 cifras en un máximo de 7 pasos.

Excepciones:
  
Los únicos números de cuatro dígitos para los que esta función no funciona son aquellos en los que todos los dígitos se repiten, como, por ejemplo, el 1111, debido que su sustracción resulta en el número cero ya después de una primera resta.

Cuando se trata de números de cuatro dígitos con tres números repetidos, como por ejemplo, el 1112, realizando la operación se obtiene el número 999, pero lo podemos conseguir si se añadieran ceros a la derecha al minuendo y a la izquierda al sustraendo para completar los cuatro dígitos, resultando ser lo sugiuiente:

2111 – 1112 = 0999
9990 – 0999 = 8991
9981 – 1899 = 8082
8820 – 0288 = 8532
8532 – 2358 = 6174

¿Es el 6174 el único número con esta propiedad?

No, pero examinar qué sucede con otros números de distinta longitud arroja más misterio al asunto.

•    Si se prueba con los números de dos dígitos no se llega nunca a un número fijo, sino a un bucle cíclico del tipo 09, 81, 63, 27, 45, 09

•    Con tres dígitos se llega a 495

•    Para cuatro dígitos el número es el misterioso 6174

•    Para cinco dígitos, no hay número fijo, sino tres ciclos (además de distinta longitud)

•    Para seis dígitos, se puede llegar al 549945, al 631764 o a un ciclo de siete números

•    Para siete dígitos tampoco hay número fijo, sino un único ciclo de nueve números. Para ocho y nueve hay otro par de números en cada caso.

•    Con diez dígitos se puede llegar a tres valores distintos: 6333176664, 9753086421 y 9975084201, o entrar en cinco ciclos cortos

Hasta el momento, ningún matemático tiene claro por qué sucede todo esto y por qué con tres y cuatro dígitos se llega a un único número, mientras que con otros no se llega a ninguno sino a ciclos, o por qué a veces se llega a varios números posibles y también a ciclos. 

¿Será todo esto una mera coincidencia?




Fuentes: La Magia de los Números, la constante de Kaprekar y Wikipedia y agradecimientos a mi señora madre, gran fuente de inspiración y poseedora de una cultura envidiable.

Manuel Navarro González de la Higuera.