Por mucho que digan, el futbol paraliza un país, aunque los escépticos y los sosos no quieran admitirlo. Habían pasado décadas desde el último triunfo español en futbol, la gente estaba acostumbrada, cual aficionado bético, a ver a su selección con resignación y desilusión.
Teníamos fantasmas en la cabeza: los Julio Salinas, los Tassottis y los Al-Ghandour habían marcado con fuego un ambiente de miedo y desconfianza en nuestros corazones. Y llega un portero y para a penaltis a la legendaria Italia Campeona del mundo y un rubio con pecas pica la bola sobre el guardameta alemán y nos traemos para casa lo que sería el primer título europeo en años.
Desde ese momento, los niños que empiezan a tener uso de razón, ya no tienen una concepción fatalista de España, en sus retinas tienen a un español levantando la copa de europa y los incrédulos empezamos a pellizcarnos y frotarnos los ojos para poder aceptar algo que ni nuestros padres habían vivido.
Y ahí empieza el camino, como dice el título del post, empezamos a tener derecho a soñar, no iba a ser un camino fácil ni mucho menos, pero teníamos confianza. Creíamos en nuestros chicos y la mentalidad ganadora podía con el cansancio y los esfuerzos físicos, las lesiones, los debates….
Y empieza a rodar el esférico en Sudáfrica , empezamos mal y con dudas, empiezan a pasar por nuestra cabeza los antiguos temores y los complejos… pero no! Rápidamente encarrilamos la actitud y sobre todo el buen juego, barremos a super Cristiano a media sudamérica y hacemos un partido brillante contra la maravillosa Alemania (ejemplo de calidad, clase y respeto por el buen futbol y el deporte) y casi sin creerlo nos colamos en una final que, en sí misma, era ya más que un triunfo. Ni abuelos ni bisabuelos habían experimentado los que presentes todavía en este mundo iban a vivir.
Arranca la final, y lo que parecía un rival europeo practicante del buen deporte, convierte el terreno de juego en un campo de batalla donde más que balones parecían hacer falta picas y trabucos. Pero no nos rendimos a nuestro estilo. Seguíamos confiando en nuestro sello. Acaba el partido, empieza la prórroga y cuando ya toda España empieza a temer los injustos penaltis…
… Iniesta en el medio campo abre para Torres, centro para Cesc, se devuelve a Iniesta, controla, bota, chuta y...
Un segundo de silencio hasta que entra el balón, España entera enmudecida y cuando acaricia la red… Lágrimas, gritos, saltos, suspiros. Eramos campeones del mundo. Millones de personas en las calles, ni estatuts, ni falsos nacionalismos. Sevilla, Madrid, Valencia, Barcelona, Bilbao. Todos unidos bajo una misma bandera…
Y quiero que sepáis que con esta reflexión solo pretendo hacer un homenaje a todos estos maestros del balón, que nos han dado algo más que un título… España ahora más que nunca… Está unida.
¡¡¡¡¡Gracias Campeones!!!!!
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