10 agosto 2010

El Viejo de la Montaña.



Pues bien, empezamos de nuevo, después de unos días de descanso playero. Estreno este mes de agosto con un pasaje de la historia apasionante. Me refiero a la leyenda del Viejo de la Montaña…

Debemos situarnos en Oriente Medio durante la época turbulenta de las cruzadas. Y el personaje en cuestión es Hasan As- Sabbah, llamado "el Viejo de la Montaña", fundador de una secta de asesinos que se guarecía en la fortaleza de Alamut.

Los Hashashin (origen de la palabra asesino que utilizamos hoy día), son una secta nacida en el seno del Islam chií. El nombre proviene de la palabra hachís, debido a que las técnicas que se utilizaban para controlar a sus adeptos se basaban en convertirlos en adictos a esta sustancia.

Al nuevo integrante de la secta se le raptaba y era llevado a la fortaleza de Alamut. Donde vivían a cuerpo de rey durante varios años rodeados de mujeres, hachís, sirvientes… hasta que se le encargaba la misión correspondiente, prometiéndoles que, o bien por su muerte o por su éxito, volverían a ese paraíso.

Los Hashashins constituían una organización perfectamente jerarquizada, y todos los integrantes recibían una dura formación en el adiestramiento militar junto a un adoctrinamiento absoluto, que hacía a los adeptos totalmente fieles a la secta.

Su modus operandi es el asesinato.  Eran capaces de infiltrarse en cualquier ciudad durante meses o años hasta acercarse lo suficiente al objetivo y aniquilarlo sin levantar sospecha (Sabbah no buscaba solo la eliminación física del adversario, sino crear un estado de miedo general. Convirtiéndose en el gran precursor del terrorismo), fueron casi infalibles.

Se dedican al asesinato político con gran éxito. Pero desgracia para ellos, buena parte de la corte y del pueblo los detesta por sus simpatías por los cruzados. Esta relación de cuasi amistad se debía a su odio común hacia los sunnitas. Hasta el punto que preferían a los cristianos, antes que a sus enemigos de religión.

También intentaron asesinar al que sería héroe del Islam frente a los cruzados, al unificador del Imperio desde Egipto a Persia, Saladino. Cuenta la leyenda que este intentó tomar la fortaleza de Alamut, sin conseguirlo. Algunos relatan que el mismo jefe de la secta se coló en su tienda de campaña dejándole en su almuada una nota, clavada con un puñal, mientras dormía donde ponía: “estas en nuestras manos”. Sea por lo que sea, lo cierto es que Saladino retiró el asedio e intentó llevarse bien con ellos.

Dos enemigos poderosos fueron los que acabaron con ellos: los mamelucos, que habían tomado el poder en Egipto ya en la segunda mitad del S. XIII y los mongoles descendientes de Gengis Kan. Los primeros, dirigidos por Baybars, consiguieron tomar sus últimas fortalezas y los segundos acabaron diezmándolos en su larga marcha hacia la conquista de todo Oriente Medio, tomando la legendaria fortaleza de Alamut. 

 Fuentes: La Rosa de los vientos, wikipedia, guia de historia mundial.

Manuel Navarro González de la Higuera. 

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